Iglesia de Dios del Séptimo Día, El Paraiso, Honduras
Endemoniados
Endemoniados
De niño nos atemorizaba escuchar de entre los grandes (mayores) hablar de espantos, de fantasmas, de muertos que salen, de embrujados y de endemoniados.
A este tiempo sentimos que la maldad tiene el afán de manifestarse de muchísimas formas, formas que nos dejan perplejos e impávidos, ante ellas, disimulamos nuestro nerviosismo y damos quizás interpretaciones de las mismas que quizá no sean las correctas. La Biblia no caya ante estas manifestaciones y sí nos aconseja la no utilización de trabajos de hechicería, brujería etc. es porque existen personas y espíritus de maldad que deambulan a nuestro alrededor, muchos si no todos, son ángeles demoniacos agentes de su amo Satanás.
La intensión de esta reflexión nos es infundir miedo, intento llevar esta enseñanza a entender el hecho de que hombres siervos del Señor sacaban demonios de ciertas personas y Jesús al igual hizo lo mismo.
De la mano de nuestro Padre y como hombres a su semejanza; es a saber, tenemos la fortaleza de enfrentarnos a esos demonios que buscan la destrucción de esa semejanza que gozamos del Todopoderoso, Su Hijo se manifestó en contra de tantas injusticias y ante gran numero de situaciones que Él les llamo posesiones demoniacas. En Mateo 8:28-34 encontramos una historia en la cual basaremos nuestra reflexión “Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos. Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos. El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas. Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados. Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.” Si comparamos este escrito con sus similares registrados en Marcos 5:1-17 y Lucas 8:26-37 nos damos cuenta que la historia relatada por los evangelios es la que ocurrió en tierra de los gadarenos, con una diferencia entre lo registrado en Mateo, ahí aparece que eran dos hombres endemoniados gadarenos; al reflexionar respecto a lo relatado por Marcos y Lucas tal parece que solamente uno de aquellos hombres tuvo la valentía de poder ver, correr hacia el Maestro y luego arrodillarse ante él, Marcos 5:1-9 “Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió Él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. Al interpretar lo antes escrito, textualmente, nos daremos cuenta cual es la enseñanza de tal episodio, Jesús en su ministerio protagonizo tantos eventos que en aquellos tiempos no fueron entendidos por quienes lo acompañaban, así se cumple la escrito en la Biblia “Lo que antes fue escrito para vuestra enseñanza fue escrito”, lo valioso de este episodio en la vida humana del Salvador es que nos demuestra que como hombres somos capaces de anteponernos a la voluntad de espíritus malos que desean no permitir que hagamos la voluntad divina; llámense en nuestro tiempo adicciones o costumbres, aquel evento muestra que este hombre endemoniado fue capaz de ver de lejos al Maestro, para luego correr hacia Él e inmediatamente arrodillarse, es en ese mismo momento en que los espíritus endemoniados reaccionan y confrontan a quien con autoridad supremo les pide abandonen a aquel valiente ser humano poseído. La misión de todo ángel demoniaco es no permitirle al ser humano que renueve su vida ante su Creador, pero parece ser que con este ser humano no pudieron y acosados por esa fuerza de voluntad con sorpresa y sin que aquella legión de demonios pudiese hacer algo, se encontraron de pronto frente a la fuente de luz que con voz de mando les pide dejar libre a quien atormentaban.
Hay una pregunta que parece ser difícil de contestar ¿De qué manera operan los espíritus malos en las personas?; Lucas 11:24-26 “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla barrida y adornada. Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero”. Pareciese que es difícil de contestar esta interrogante, realmente si hacemos un análisis de lo que antes fuimos y lo que ahora somos y después de la orden suprema del Jesús que nos ama, de haber echado fuera tantas conductas indeseables, no cabe duda que entenderíamos que en nosotros existían legiones de espíritus que controlaban nuestra propia voluntad, pero que un día vimos la luz que vio aquel atormentado hombre y que como aquel, nos llenamos de valentía y sin saberlo atendimos el llamado del Todopoderoso y hoy nos ponemos de rodillas para seguir limpiando esa preciosa casa en donde mora El Espíritu de Dios.
El Apóstol Pablo escribe a los Gálatas la realidad del hombre antes de ser Templo del Señor; Gálatas 5:19-21 “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Cabe destacar que el Mismo Salvador relaciono los espíritus inmundos con cierto tipo de enfermedades y de conductas humanas, las cuales existen en la vida del hombre. Llenémonos de fortaleza y dobleguemos la voluntad de esas huestes enemigas que turban el camino a la salvación prometida por Dios y manifestada por su Hijo.
Paz del Señor.
Por O. Martir Rodríguez