Iglesia de Dios del Séptimo Día, El Paraiso, Honduras
De las manos del alfarero
De las manos del alfarero
Abril 2013
Hay un material natural que pasa desapercibido por la generalidad de los seres humanos, este se encuentra en su estado natural en el campo, listo para que alguien lo tome y demuestre su arte personal; estoy hablándoles de EL BARRO, tierra comprimida con características especiales de adhesión y maniobrabilidad, El barro en si es tierra que compactada y seca es de textura muy dura pero que al humedecerla con agua se convierte en una mezcla maleable capaz de hacer con ella cualesquiera figura representativa de arte valioso y especial aprecio.
La persona que trabaja este tipo de material se le conoce como Alfarero; un artesano es el que tiene el arte de poner su sello característico en lo que hace como su trabajo y que es apreciado y admirado por los demás
Un Alfarero es un artesano que tiene el arte de hacer vasijas o cualesquier objeto de barro o arcilla.
El primer alfarero, digno de todo honor por su especial arte, es Dios, que a través de su Hijo, y con el poder de ambos fueron especialísimos artesanos al crear al ser humano que representan la gloria misma de ellos, simplemente de polvo de la tierra. “todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice” .Isaías 43:7 El texto expresamente señala al pueblo de Israel y de la descendencia de los hijos de Jacob, pero es de aplicación práctica a un pueblo que el mismo escoge y escogerá desde todos los lugares de la tierra, y muchos de esas vasijas hechas por el Alfarero a nivel mundial le damos honor y gloria practicando con su ayuda actos de fe confiados que a pesar de nuestros desordenes humanos, sentimos servirle voluntariamente al sentir su agua recorriendo las entrañas de nuestro ser.
Existen diferentes tipos de vasijas, tanto en sus formas como en sus colores y tamaños, singularmente las personas a las cuales Dios les da vida, tienen características muy similares; y así como existe barro rebelde que no permite al artesano maniobrarle, así existimos personas quizá que no dejando que nuestro Alfarero moldee nuestras vidas nos dejamos llevar por nuestros propios propósitos, el barro rebelde no se compacta y no se adhiere con el resto de la materia y de desborona y estropea y los detalles finos no los permite y todo al final se echa a perder; de singular manera existe la comparación extrema de este tipo de material, llámese indomable y el ejemplo de la escritura siguiente, podría entenderse en dos contexto; el primero referirse al pueblo de Israel por su rebeldía o segundo referirse al desmoronamiento de nuestra figura humana paternal a causa del pecado; ”Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla” Jeremías 18:1-4, el detalle importantísimo que no puede pasar desapercibido es la rueda, esta pudiese ser representativo de cosa que da vueltas, siendo así podríamos pensar que del plano literal, lo escrito por el Profeta; palabra de Jehová, pasa a ser todo espiritual, la palabra de vida se sirve a nivel mundial y la obra del Alfarero ha continuado y continuara deseando construir las hermosísimas vasijas, finas y de extraordinaria belleza y que muy el artesano del barro orgullosamente mostrara en lo más alto de la estantería para ser vistas con especial amor y fraternidad eterna.
Existen pasos necesarios para trabajar el barro o la arcilla; Después de buscarlo en el campo, se le rocía agua fresca haciendo una masa en la cual el alfarero introduce sus manos y con el sutil tacto de la yema de sus dedos poco a poco va eliminando la paja, raicillas y todo tipo de arenillas que son esas sustancias contaminantes y que si se dejan al momento de la cocción en el horno podrían producir grietas o roturas a causa de pequeñas y finas explosiones, además ya en el momento de proceder a formar esas figuras artesanales de barro con los mismos dedos, aquella arcilla moldeable permite que el alfarero amase cuanto sea necesario para eliminar cualesquiera burbuja de aire, estamos hablando entonces de otro tipo de arcilla; la dócil y maleable, arcilla o barro característico de la docilidad de aquella persona que busca dentro de todos sus argumentos humanos aquellos que son idóneos de la humildad de Jesús, que permiten que quien les cuida los dirija y aceptan la circuncisión de sus corazones a manera de desechar lo malo que queda del barro que somos.
Es hermoso ver vasijas de muchos años, que aun permiten que el roció de la doctrina, como gotas de agua tengan cupo en su estructura, y que además de esto sean aquellas que desde dentro de sus entrañas salgan esas fuentes de agua viva, “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. precisamente para dar vida a los demás; hablo de los ancianos y ancianas de la Iglesia que con su testimonio y obediencia son el ejemplo para niños, jóvenes y adultos.
Estas vasijas son aquellas que permitieron y siguen permitiendo el proceso de sanación completa; en su primera etapa pasaron por el fuego para sazonar su existir y que han permitido que el Alfarero después de refrescarse un poco, lime y siga quitando escoria y malformaciones a través de un delicado pulido fino y de mucha entereza y amor, continuando el proceso nuevamente se han puesto en las manos creadoras para permitirle que impregne en ellos los detalles finos para pasar a ser representativas de quien las creo, las formo y las hizo, tan esplendidas como el amor de Dios y tan inmensurables como la humildad de Jesús.
Por ultimo cabe destacar que existen también vasijas que solamente sirven de adorno” O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” Romanos 9:21. Interpretando lo que el Apóstol quiso decir, es simplemente que en la misericordia de Dios existe el deseo de que nadie, ningún hombre sirva de deshonra, y al existir no se deja de ser la imagen y semejanza de Él y quien tiene la decisión en sus manos somos nosotros si atendemos su llamado a ser sus escogidos; las vasijas rotas, por su belleza, extraordinario valor y particular dedicación de su creador, podrán ser nuevamente pegadas y plastificadas, pero sin haber pasado por el renacimiento especial del Alfarero divino, estás sencillamente servirán de adorno en esta enorme sala que representa al mundo cotidiano de hoy.
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