En la amada Iglesia de Dios; nadie se  sienta más  grande, nadie se sienta pequeño; nadie se crea ser más sabio, nadie diga que es ignorante, ni tampoco se considere el mejor, pero tampoco digas soy el peor;  nadie  sea orgulloso ni nadie se sienta humillado; nadie diga soy el primero ni digas soy el ultimo, que nadie desprecie a nadie, todos somos iguales; nadie aborrezca a su hermano o hermana pues este o esta es la imagen del Dios viviente; nadie odie a su prójimo para no odiarse a sí mismo; nadie envidie a nadie, nadie se sienta más, pues Dios es grande y de su grandeza él nos da.

Amados; grande es el que predica como el que escucha; el que predica, enseña, el que escucha se edifica; sabio es el portero y el reverente en sus oficios, grande es el director de cantos como grande es la grey que canta con él a Dios, porque el canto es un primor y eso nos hace grandes a todos y no a pocos; grande es el pastor como lo es la oveja porque ambos fueron lavados con la  misma carísima sangre de nuestro Señor.
El que ministra a los niños demuestra su grandeza ante ellos, pero también los niños son grandes pues son los llamados al reino de Dios; el que dirige a la femenil grande es, como lo son cada una de las hermanas para gloria y honra del Altísimo. El Pastor de jóvenes  grande es por su labor, pero cada joven es grande por ir en pos de Dios; igual el director  de obreros, grande es en su ministerio, pero grande  es cada uno de los obreros desde el más joven al más anciano; de gran valor es el Director  de servicio, como lo son  aquellos a quien él sirve; grande es el Ministro delante del Creador como también lo es quien hace la limpieza de la casa de oración, también el Diacono; grande es en lo que hace,  como grande es aquel que él ministra; el obrero que se inicia tal cual es como el ya calificado, todo esto es porque  todos somos iguales delante del Todopoderoso.

El Presidente del Ejecutivo grande es en su labor pero es igual a cada uno de los demás que dirigen con él, también los oficiales del  Consejo Regional, grandes son  en su administración y aunque  ministran y sirven a sus hermanos su grandeza  está en que junto a ellos servimos al Señor, porque grandes son  también aquellos a quienes ellos coordinan; así como el que más grande de los miembros se sienta, venimos a ser tal cual a los demás.

El anciano, el adulto mayor, la mujer, el joven, el adolescente, y el niño iguales somos porque  somos de un solo Dios; nadie esta mas alto, nadie está más bajo, nadie es más sabio ni nadie es ignorante; nadie es  más fuerte, nadie es más débil, porque  alto esta sobre alto y aun hay otro más alto y más grande; Dios.

El anciano, con su bordón en la mano, su cabellera blanca, su espalda encorvada, su voz entre cortada y su caminar lento, su piel ya plisada por el correr de los años, su vista nublada, no tiene diferencia; grande es  si tiene a Dios en su ser.

El adulto mayor, grande es si con afán en el caminar de su vida cristiana todavía tiene fuerza para hacer la labor que Dios le encomendó, grande es por la gracia del Altísimo.

Oh mujer, que amas a Dios por sobre todas las cosas, Dios te dio el gran privilegio, porque él Todopoderoso usa de tu vientre para nacer a la vida, que te ha dado un esposo amoroso y si en tu corazón guardas al Señor, esto te hace grande.

Joven, tú que estas en el umbral de la vida, con tu fuerza, tu vigor, tu lucida mente y joven corazón, que  abrigas el temor de Dios, no olvides hospedar a tu Creador para alcanzar la grandeza divina, para orgullo de tus padres, para bien de la sociedad; para ti mismo y para los demás; grande también eres.